Pregunta 3: Ayer describiste un local/edificio situado
en el pueblo de Highdell. Un local que considerarse importante por
alguna razón, bien para el pueblo, bien para los aventureros que se
pasan por el mismo con el objetivo de conseguir algo. Sin embargo, ese
local/edificio adicional que hace que sea notable. Y es que de vez en
cuando se pasea, va o le pertenece a un personaje por todos conocido. O
no. ¿Quién es dicho personaje?
Curiosamente comencé a introducirlo ayer.
Ieta Mordinai, el astrólogo del pueblo, no solo conocido en Highdell, sino en todo el reino... y más allá segun las lenguas que se hable. Pero no por cualquiera. En el pueblo lo consideran ciertamente un chalatán divertido e inofensivo, pues su conducta es dichararchera, despreocupada, un tanto bebedora y generalmente alegre y extrovertida. Le gusta comentar sobre el precio de la lana y el por qué de las leyendas de los duendes en los bosques del Oeste, sobre la razón del incremento de los impuestos sobre la molienda y el por qué de la conducta de las vacas o el sabor de la leche cuando nace la luna llena de Octubre.
Le gusta la conversación animada sobre lo que pasa día a día, fuma escasas pipas y siempre se arrepiente de la que acaba de disfrutar, recordándose la obligatoria voluntad que un buen astrólogo habría de tener para alejarlo de ciertos vicios... Sus carrillos estan siempre sonrojados y presenta mucho antes una sonrisa que una reverencia, trata igual a pastores que a ovejas, con divertida cortesia y lo único que le parece disgustar es que se dude sobre el valor de su palabra. ¡Ah! Cuando esto ocurre y su palabra se pone en tela de juicio es frecuente que broten retos como setas de otoño, amenazas familiares y violentas maldiciones de lo más ingenioso que en el momento se le ocurra a los presentes para concluir en una batalla feroz donde lo que se pone en duda es quién es capaz de beber más cuentas de vino especiado y bailar la "tarantela" sin caer al suelo de posaderas.
Por eso la gente de Highdell lo toman ya como uno más, tanto a él como a su hermosa hija Finne, de quien dicen en el pueblo "erase una niña a un libro pegada de nacimiento" pues siempre está entre páginas, devorando todo tipo de historietas de la biblioteca de su padre.
Tanto Finne como Ieta son ya miembors indispensables de la vida de Highdell aunque haga tan solo seis inviernos que se instalasen en la region, comprando y reconstruyendo esa vieja casucha que el astrólogo aseguraba pertenecía a sus antepasados.
De hecho, la gente de Highdell casi decide ignorar voluntariamente las visitas que, de vez en cuando, recibe nuestro buen astrólogo durante la noche. A fin de cuentas aquellos que se dejan llevar por las mentiras inocentes de la astrología no suelen estar bien vistos, de manera que casi resulta natural que se oculten de las miradas de los habitantes de la aldea.
Si ellos supieran la verdad...
De cada rincón del mundo, quien tiene la fortuna de descubrir la ubicación y verdadero nombre de nuestro astrólogo lo siguiente que se cuestiona es si es digno de presentarse ante él. Si sus preguntas o necesidades serán lo suficientemente importantes como para molestarlo... si debe presentarse con pompa y fortaleza o si sería mejor hacerlo con delicadeza y humildad.
Poco importa si se es un señor de los Duendes de Occidente o el Rey de los Enanos de Poniente, si vas a llamar a la puerta de nuestro buen astrólogo pretendiendo invocar su pasado y rememorar sus pasiones dormidas, cuídate de llevar un buen pastel (eso aconseja al menos toda leyenda basada en fragmentos de verdades) y de sostener auténticas necesidades. No lo arriesgues todo permitiendo que tu nombre caiga en la historia como un advenedizo que osó molestarle con asuntos de escaso interés y colmados de somero aburrimiento a sus peludas orejas.
Tanto Finne como Ieta son ya miembors indispensables de la vida de Highdell aunque haga tan solo seis inviernos que se instalasen en la region, comprando y reconstruyendo esa vieja casucha que el astrólogo aseguraba pertenecía a sus antepasados.
De hecho, la gente de Highdell casi decide ignorar voluntariamente las visitas que, de vez en cuando, recibe nuestro buen astrólogo durante la noche. A fin de cuentas aquellos que se dejan llevar por las mentiras inocentes de la astrología no suelen estar bien vistos, de manera que casi resulta natural que se oculten de las miradas de los habitantes de la aldea.
Si ellos supieran la verdad...
De cada rincón del mundo, quien tiene la fortuna de descubrir la ubicación y verdadero nombre de nuestro astrólogo lo siguiente que se cuestiona es si es digno de presentarse ante él. Si sus preguntas o necesidades serán lo suficientemente importantes como para molestarlo... si debe presentarse con pompa y fortaleza o si sería mejor hacerlo con delicadeza y humildad.
Poco importa si se es un señor de los Duendes de Occidente o el Rey de los Enanos de Poniente, si vas a llamar a la puerta de nuestro buen astrólogo pretendiendo invocar su pasado y rememorar sus pasiones dormidas, cuídate de llevar un buen pastel (eso aconseja al menos toda leyenda basada en fragmentos de verdades) y de sostener auténticas necesidades. No lo arriesgues todo permitiendo que tu nombre caiga en la historia como un advenedizo que osó molestarle con asuntos de escaso interés y colmados de somero aburrimiento a sus peludas orejas.
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