jueves, 12 de noviembre de 2015
Pregunta 12: Cuentanos 3 sucesos del pasado de Highdell
Ciertamente hay sucesos en Highdell que, según a quien se le cuenten, arrancan lágrimas como sonrisas, recuerdos amargos como miradas de añoro al pasado.
No son pocos quienes recuerdan con pena, con suma pena la peste de los tres días. Era cosa frecuente por aquel entonces que la molienda se partiese entre familias, que gestionaban como bien podían el molino que les fue construido por sus antepasados, y que tras sucesivas herencias habíase partido en tantas partes que hasta los derechos llegaron, de modo que eran los días de la semana los divididos en derechos que cada familia de un mismo valle tomaba para hacer su harina, o su polvo forrajero. Comenzó todo aquello con Mórrel Comern, un pastor del que todo el mundo decía con acierto que era un hombre espabilado, nacido bien despierto, y que al llegar al molino con su hijo, en plena época de darle bien a la piedra, se lo encontró tan limpio como lo había dejado. Él era el único de su familia que vivía cerca al la cara oriental del valle, por una disputa pasada con su primo que no viene a cuento, y al extrañarse por que el molino no hubiera sido usado, mandó a su zagal a la casa de sus primos a ver que andaban haciendo con el trigo y el maíz.
A la vuelta, el muchacho contó horrorizado que no vio mas que ganado muerto en el suelo, rodeado de nubes de moscas, y ninguna persona viva. Seis días mas tarde, la peste llegó a Highdell. Una peste cruel como pocas cosas se han visto, que infle los cuellos y asfixia como una manos invisible haciendo que animales y personas no puedan comer ni beber sin sufrir un gran dolor, inflándoles manos y codos, rodillas y cuerpo, llenándolos de pústulas y sucumbiendo a una muerte atroz. No hubo razón de dios ni para su llegada ni para su partida. esa peste vino, se alimento de la tristeza de Highdell y de la vida de sus habitantes, y se marchó.
Hoy es recordada con tristeza por los viejos, aquellos que la sufrieron cuando eran niños.
Pero no son todo sucesos trágicos. Hará cosa de veinte o treinta años, llegó al pueblo durante las fiestas del trillado un calderero de carreta cargada, de esos que van de pueblo en pueblo vendiendo y cambiando trastos de todo tipo, y que a menudo traen remedios y fórmulas, hechizos para enamorar y espantajos para el mal de ojo. Pues bien, por aquel entonces, la llegada de un calderero podía suponer toda una celebración en la aldea, y este, no poco llamativo, traía un sinfín de cosas raras en su carreta. Una de ellas, era una jaula de madera con nu goblin dentro que, con unos pequeños anteojos, estaba constantemente leyendo un libro. Fue la admiración de todo Highdell ver a tal criatura de ese talante, y el calderero dijo al pueblo que era un goblin maldito, y que mientras estaba prisionero, sostenía inteligencia que perdía cuando era liberado para convertirse en un payaso.
Poco mas hizo falta para que los zagales del pueblo, esa misma noche, corrieran a hurtadillas a liberar a la criatura. Toda la mañana y parte de la tarde hizo falta para atrapar al endemoniado goblin, que corría como tres lebreles. Al principio el pueblo se asustó, en mitad de la noche, y hubo gritos, horror y pánico. Hasta que se percataron de que la criatura no quería mas que adentrarse en las despensas y sacar buena tajada de cuanta pieza encontrase, poniéndose perdida y armando un estruendo sin precedentes.
Tal fue el esfuerzo por atraparlo, y tan costoso era, que el alcalde, viendo la ruina y el destartale que traía consigo la criatura, a la que hay que reconocer que a todos hacia reír con sus tonterías, tropiezos y modales, puso una recompensa a quien lo atrapase. Una recompensa equivalente a tres días de molienda.
Todo el pueblo se dispuso a intentar atrapar al goblin, y nadie pudo. Noche mañana y tarde persiguiendo al bicho verde mientras entre risas y celebración brotaron hasta las apuestas. Finalmente fue la familia Ksocar quienes lo atraparon con una trampa de miel para zorros, y desde entonces, cada vez que se celebra el trillado se celebra también la Cacería del goblin astuto. Donde cuatro de los chiquillos mas espabilados y rápidos se disfrazan de goblin al anochecer, y hacen trastadas hasta que los pillan, mientras la aldea come, bebe y canta junto a una hoguera en la plaza del mercado.
El tercer hecho que recordaremos es más simple y corto.
No muchos saben porque en Highdell los pastores se gritan de valle en valle “VENTORÄ” alargando enormemente la última de las vocales.Pues bien, tal hecho se remonta siglos atras en el tiempo, y se debe a que ese era el grito que tomaban como propio los primeros pobladores de esos valles, y que significaba “tierra nuestra”. Mucho, muchísimo tiempo atrás, los hombres de nuestro pueblo fueron llevados a la fuerza como mozos de carga y soldadesca, y vivieron penurias y tristezas en tal exilio forzado, yendo tan lejos que sabían en que dirección estaban sus casas. Y cuando dejaron de ser útiles a tan amargos señores, simplemente los abandonaron a su suerte donde estaban. El regreso, por tanto, fue una búsqueda, una égira. A su regreso, cuentan los viejos, que el primero entre ellos rompió a llorar al ver el pueblo y al girarse, después de haber subido mil colinas grito a los que venian detras de él VENTORÄ, haciendo sentir a los suyos que el camino, había acabado.
Desde entonces en Highdell los pastores se saludan así de valle a valle para saber que son de la tierra, así se brinda en las noches tristes, en funerales y nacimientos, y asi, se recibe a las estaciones.
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