Sobre ratas y barcos, depresión y sacrificio.

Eh, guardadme un secreto: hay gente del mundo del rol a la que aborrezco. Gente que ni conozco pero con la que, hoy día, no compartiría ni el agua. 

Es curioso como las emociones se acumulan, ¿verdad? Solía tener una fuerte esperanza en la comunidad rolera, una esperanza que integraba el hecho de que cada cual es de su padre y de su madre y que, como en todos lados, habría imbéciles pagados de sí mismos. Me considero realista en ese sentido y nunca defendí la percepción de que el rol nos hiciera ni "más mejores" ni "menos cretinos"automáticamente. Si he creído siempre, y lo sigo defendiendo, que jugar a rol puede ser una estupenda herramienta para fortificar la empatía, y muchos otros valores humanos. Pero qué más dará, en definitiva, la imbecilidad no se remedia ni con una partida ni con mil, y hoy mi "esperanza en la comunidad rolera" se ha convertida en una idea más cercana a la praxis que a la teoría. Hay comunidad entre quienes hacen comunidad: jornadas, eventos, partidas, clubs... Y luego, hay ego.  

En el tiempo que llevo en las redes públicas roleras se me ha acusado de un pequeño montón de tonterías. De estar comprado por editoriales, de ceder a las presiones de unos y otros, de pedante, de reparte carnets, de gurú... y un pequeño sinfín de insultos que, es probable, quizá me haya ganado en alguna ocasión. Que ni todos somos santos ni nadie puede serlo siempre, y no niego haber pecado de pedante y de listillo de mierda en más de un debate u opinión. Pero en ese maremagnum me he esforzado por mantener un talante intachable en cuanto a conducta y respuesta (o eso creo, claro), respetando a mis interlocutores y escuchando, cuando no estaba bloqueado por los mismos, sus opiniones. Por desgracia ante esta actitud, por parte de la mayoría de cretinos que hoy detesto, he recibido prejuicios, insultos y etiquetados gratuitos. Actitudes de las que estoy más que harto. Creo que antes tenía más aguante y mejores filtros para estas inmundicias de la red. Hoy día esos filtros ya no carburan y me veo acumulando emociones bastante jodidas hacia personas que podrían ni existir, y eso me hace sentir tremendamente estúpido. 

Por otra parte he descubierto, tarde y mal, gracias a mi compañera de vida, que tenía una fuerte adicción a las redes sociales, y un tremendo apego a la identidad virtual que, poco a poco, me he ido construyendo en ellas: Sirio Sesenra. 

Al principio me importaba una mierda lo que la gente pudiera pensar o no pensar de Sirio Sesenra. Tenía claro que Sirio S. no era yo. Que era un alter ego útil en un entorno desconocido. Pero poco a poco, con el peso de la "gravedad social", la máscara se fue comiendo al individuo, y lo que pudiera opinarse y decir de Sirio Sesenra comenzó a importarme y afectarme a mi, porque resulta que la división entre ego y alter ego era cada vez más efímera. La consecuencia ha sido, por supuesto, ego herido. 

Me resulta gracioso, dados mis anclajes budistas, sentir dolor por mi ego herido. Estar en una situación como esa es una ostia de humildad con la mano abierta en toda la cara. Es un papel miserable y más si le sumas la realidad de la adicción a las redes. 

Curiosamente ha habido gente que no ha tenido reparo en afirmar, taxativamente, que yo no me alejaba de las redes sociales por un problema de adicción, sino por "otras cuestiones" relacionadas con "otras personas". Hay quien me lo llegó a decir en la puta cara. Me resulta difícil expresar lo mucho que me toca los cojones la gente que usa bolas de cristal para opinar sobre la base de mis acciones. Sois unos paletos de mierda los que os sentís con el derecho de interpretar las decisiones ajenas, al mismo nivel que los que tergiversan comentarios en redes sociales para construir "titulares" con los que atacar a unos y otros en ellas. Yo estoy cansado de ese juego. 

En este sentido para mi ha sido el colmo sentir que se me acusaba de apología de la violación, que se me recomendase acudir a terapia o que se hiciesen comentarios repletos de sorpresa ante el hecho de que estuviese casado. Comentarios en los que, por cierto, se recomendaba a mi mujer el divorcio. Así, alegremente. De estos hechos ya han pasado meses y aún hoy, si los pienso, me siguen afectando. Y no solo por sí mismos, sino por acumulación junto a otros comentarios de la misma categoría, aunque inferior vileza, vomitados también en redes sociales. Y sí, ya sé que "eso son las redes sociales", que "eso es internet" "que son trolls". Ya me lo han dicho. Igual que me han dicho en otros ámbitos "la vida es así", "esto es hacerse adulto" o "encájalo como un hombre". Comentarios de gente dura que desde sus fortalezas te aconsejan no tomártelo tan a pecho, no vaya a ser que seas un piel fina de mierda. 

Pero a veces la piel fina no lo es solo por tu propia actitud, sino porque la vida te esta haciendo pasar por un bache de cojones, y no tienes capacidad para absorber los impactos. Y entonces, gracias otra vez a mi compañera, descubro que no tengo porque hacerlo. No tengo porque ser como los "tipos duros" me dicen, ni tengo porque participar de un sistema comunicativo que me ha jodido. Las redes sociales son mi elección, no una puta obligación, y si se me pudren las heridas que me causan, elijo mandarlas a la mierda, a riesgo de perder contacto con un montón de gente buena. Lo siento como mera supervivencia. 

Por una parte lo de la adicción a las redes sociales no es ninguna tontería. Ya escribiré con más profundidad sobre el tema en otra entrada. Antes de borrar twitter, la red en la que era más activo, tuve sudores fríos y pérdida de sueño durante unos cuantos días. Le estuve dando vueltas de la ostia tras haber tomado la decisión. Y darle al botoncito de borrar no fue una mierda fácil. Y eso que mi pareja y mi mejor amigo estaban ahí, apoyándome en lo que decidiera. Tiene narices, es patético, pero es lo que pasó. Que sí, que no es nada vital, leído así puede pasarse de dramático, pero es que no solo era borrar la cuenta, era comenzar un proceso de deconstrucción de Sirio Sesenra. Era asumir que esa identidad que había adorado y hecho crecer se había convertido en un puto estorbo que debía ser destruido. Una de sus consecuencias era la adicción a las redes, pero no era la única. La otra era la frase que abre esta entrada: de pronto me he visto odiando a gente que ni conocía. Aborreciéndolos de forma extrema, injusta y desproporcionada. Con emociones fuera de control.    

No se, sé que suena feo, pero es lo que tiene escarbar por dentro: no es bonito, pero sí auténtico. 

Lo cierto es que esas emociones extremas nunca han sido algo natural en mi. He pasado mucha mierda en mi vida. Mi mierda. Que es más que suficiente para mi y que no acepta comparaciones de mierdas ajenas. Y a pesar de esta mierda, nunca he albergado emociones de odio viscerales, algo de lo que me sentía orgulloso. Quizá por eso encontrarme con esta emociones me hizo saltar las alarmas: algo no era normal. Claro que no, lo que pasaba es que Sirio Sesenra era quien estaba odiando. Ese puto constructo digital, esa identidad ficticia, esa máscara tribal era quien odiaba. Y me impulsaba a odiar a mi. Y ya no percibía diferencia. 

De hecho los puentes entre ambas identidades ya llevaban registrando tráfico desde hace años, no es una novedad. Sirio Lorenzo era cada vez más distraído en su vida cotidiana y daba más importancia a las partidas, las emisiones y los acontecimientos sociales de la rolesfera de Sirio Sesenra. Y la ecuación es simple, tu atención es limitada, si se la entregas a una cosa no se la puedes entregar a otra. ¿De dónde extraía mi atención? De mi vida real. De mi matrimonio, de mi paternidad, de mi trabajo, de mi atención interior (soy taoísta y budista). Esto me ha hecho más machista con las tareas domésticas, más despreocupado con los juegos con mis hijos, más disperso en las cuestiones laborales y menos atento a mi estado físico y mi salud mental. ¿Cuánto menos? Lo justo como para que sea insostenible y para que señales de alarma cada vez más apunten hacia Sirio Sesenra como una amenaza que debe ser eliminada.    

Mi compañera hacía años que me lo venía diciendo. Y yo creía entenderlo, pero no entendía una mierda.

Esto suena rotundo de la ostia y bastante definitivo, pero no significa que deje de compartir contenidos por youtube ni de hacer cosas roleras públicas. Para nada. Solo es un grito desesperado de renovación. Estoy asqueado de Sirio Sesenra y estoy asqueado del comportamiento de otros como él. Individuos que señalan y adulteran con mentiras, que atacan desde torres de superioridad moral blindadas por legiones de imbéciles que solo necesitan cuatro palabras clave para saltar como perros de la guerra. Trepas de mierda que están deseando ascender sobre cadáveres y ratas que luego se escabullen chillando cuando son ellas las atacadas. Personajillos vengativos que aprovechan la oportunidad para clavar su puñal a escondidas y sentirse victoriosos en sus patéticas réplicas.  Estrategias de mercadillo con las que no transo, en un entorno de debate con el que no me identifico. Sí, toda esta mierda me ha afectado, y como de costumbre es imposible de entender para "los espectadores". Siempre resulta desproporcionado cuando el trasfondo del personaje no ha sido explicado, es lo que tiene la narrativa dramática depresiva, la comunicación real se rompe porque no puede escapar del horizonte de sucesos de las emociones encerradas. 

Yo me voy de las redes, necesito hacer de Sirio Lorenzo una buena persona otra vez y recuperar mis pilares: familia, artes marciales, meditación y rol. Desintoxicarme de Sirio Sesenra y de toda la atención que me ha robado. Tengo que subirlo al altar del sacrificio y cortarle la jodida garganta sin cuestionarme pérdidas ni consecuencias, para que los dioses alejen la depresión que se ciñe desde un tiempo sobre mi puta cabeza, y que me tiene acojonado.

Por ahora me quedo con mi canal de youtube y con este blog, en el que de vez en cuando subiré mis movidas. Escribiré mis partidas, aventuras y juegos a mi puta bola y dirigiré proyectos y participaré en partidas de la misma manera. Desconecto de la comunidad rolera un tiempo, a ver si logro limpiarme bien la cabeza y el corazón y, cuando vea en carne y hueso a esas personas que ahora aborrezco, ojalá entienda un poco mejor que solo son personas y que también tienen sus mierdas dentro, tan podridas y jodidas como las mías; que no tienen ni puta idea de las repercusiones de lo que hacen o dicen, y nos tomamos unas cañas. 

Eh, y para ti que me lees y no sabes de qué va esta mierda, no te equivoques ni te amargues, en la comunidad rolera esta gente es la excepción. La mayoría del personal va a lo suyo, a jugar con los suyos y a compartir de puta madre lo poco que tengan. Esto no es una definición general, es solo la percepción personal de un cretino con el ego herido que ha decidido quemarse a ver si renace despejado.