Una de las cosas que más me rechina cuando me hablan de un mundo de fantasía es la insistencia en describir la creación divina desde una perspectiva cierta. Esto es lo que ocurre cuando la autora o el autor del mundo explican cómo se crea el universo desde sus orígenes, o cuando explican cómo y porqué los dioses crean el mundo tal y como se explorará en la narrativa.
Puedo respetar y respeto la fascinación que nos induce a meternos en las causas divinas, escribir y dar sentido a las razones de los dioses creadores es algo que obsesiona a la humanidad desde el origen de los tiempos.
Me gusta llamar a esta forma de creación de mundos teocentrista certera y tiene fuerza narrativa cuando las tramas que enredarán a los protagonistas están directamente relacionadas con los dioses creadores. Nos habla de mundos pequeños, naciones al estilo mediterráneo donde la vinculación entre dioses y mortales se ajusta a un territorio manejable. Épica homérica y tolkieniana. Frodo recorre más o menos 2000 km en su aventura, Alejandro Magno más de 25.000.