domingo, 20 de mayo de 2018

Sobre dirigir partidas de rol a desconocidos.

Una de las cosas que me maravilla de jugar a rol con desconocidos, en jornadas u online es el aumento enorme de la atención en cómo son los demás. Es curioso: ante jugadores que no conozco, estoy atento. No se cómo van a reaccionar, no se interpretar sus microexpresiones, ni identificar su humor. Desconozco si serán comprensivos con mis errores, si desean construir una historia, si se van a aferrar al foco como si no hubiera un mañana... En definitiva: no se nada.

Y ¿en qué se suele traducir no saber a qué te enfrentas? En inseguridad. 

¿Se estarán divirtiendo?
¿Habrán entendido lo que acabo de decir?
Joder... ¿se está dando cuenta de que estoy pensando justo esto? ¿Será un telépata? Mierda espero que no sea un telépata... Si eres un telépata mira la hora del móvil. Jodeeer.


Estrés.

sábado, 19 de mayo de 2018

Etiquetando Rol: considerando el método.

Hace unos años, en uno de los capítulos de la Rol School de Rolero planteé la elaboración de un código para identificar los elementos básicos de una partida de rol. Su función debía ser facilitar en las jornadas el traspaso de información básica entre quien organiza la partida y los posibles jugadores.


Luego desarrollé esa idea en estas viejas entradas de blog que no tenéis por qué leer, pero las pongo.

viernes, 11 de mayo de 2018

Sobre los tipos de desafíos y oposiciones en nuestras partidas de rol

“Cuando acaba la partida, el peón y el rey van a la misma caja.” 

Esta es una de mis citas favoritas sobre el ajedrez. La clase de frases contundentes que definen una idea difícil de contradecir: tras lo temporal, todos somos iguales.  

¿Y Durante? 

En el ajedrez las fichas tienen valores distintos, pero los jugadores valores idénticos. Como jugadores (Dj incluido) somos iguales por una simple máxima de conflicto: la oposición está definida con claridad en la esencia misma del juego. Juegas contra tu opositor.


¿Y en el Rol?

miércoles, 9 de mayo de 2018

Esas gloriosas escenas de mercadillo

Toda ciudad de fantasía que se precie tiene su mercadillo de objetos extraordinarios. La clase de lugares donde,si el azar les sonríe, los Pj pueden encontrar maravillas a precios ridículos o objetos inútiles a precios absurdos si el dado tiene un día complicado.

Por descontado no hablo de las tiendas de magia de impecables carteles, ni de las herrerías donde se aprecian lujosas espadas en las paredes, rodeadas de todo tipo de armaduras y armas “reglamentarias”. No. Hablo de las trastiendas de las trastiendas; de los mercadillos a los que se accede por túneles o atravesando aquellas cortinas del fondo, donde se acaban las columnas de cestas de mimbre.

martes, 8 de mayo de 2018

Libera tu poesía, Director de juego.


La poesía puede ser muchas cosas. La búsqueda insistente de expresar lo inexpresable, un grito desgarrador en el papel desde la pluma, caricia en la cicatriz dada por un corazón desconocido, polla que te penetra con mesura mientras te aferran manos ardientes… puede serlo todo.

Pero para mi, por encima de la ruptura de la prosodia, la educación en la lectura que regala y la expresión tranquila, está la liberación. 
Porque la poesía libera.


La poesía no son versos dodecasílabos rimados con perfección matemática. La poseía es rap, es ritmo, son palabras fluyendo al pintar un paisaje buscando elegancia, es danza verbal al describir por puro placer estético, por resonancia, sin perder su valor raíz: la utilidad. 

lunes, 7 de mayo de 2018

Una ayuda de juego para mejorar el dominio de la ambientación


La mayor parte de las veces, cuando dirigimos, nuestra mente está bailando entre distintos datos y factores: lo que pasa en la mesa, lo que está ocurriendo en la ficción, la gestión del sistema de juego y lo que está a punto de ocurrir.
Además, en muchas ocasiones nuestra vida personal sigue ahí, latente con sus miserias y mierdas, frenando nuestra facultad para desarrollar y dar vida a la ambientación.

domingo, 6 de mayo de 2018

Niveles de jugadores, niveles de directores. Sobre los niveles en el rol


En más de una ocasión he escrito sobre si existen mejores o peores partidas, jugadores, Dj y formas de jugar. Razonablemente en estas entradas ha habido gente que ha discrepado, pues mi punto de vista resulta buenista en exceso o incluso simplista, dado que niega que pueda existir una diferencia de niveles.


En esta entrada explicaré mi postura con calma.

sábado, 5 de mayo de 2018

Sé malo o tu partida no tendrá sabor.


El mundo, así en general, es una verdadera mierda. No el planeta, ni la naturaleza, sino el mundo. Y es una mierda porque hay personas de mierda. Esto es, probablemente, lo más irrefutable que se escriba nunca en este blog. 

Las personas de mierda no lo son por su poco valor, entiéndase el eufemismo, lo son porque, de hecho, tratan a los demás como una mierda. Estas ambigüedades nacen de emplear terminología tan ambivalente como la que se oculta tras el símbolo de la mierda. 

¿Quienes son?

viernes, 4 de mayo de 2018

Sobre las descripciones en los Dungeons

Por fortuna para todos el enfrentamiento entre rol narrativo y rol clásico (lo resumiremos así para no agotarnos y agotaros) parece cada vez más diluido en nuestro panorama.  Esto significa que contemplamos todo el rol como rol, independientemente de que la experiencia de juego no nos llene o nos desagrade especialmente. Y significa también que los clichés que se suponen a un modo y otro de jugar se confunden y fusionan creando un cuerpo de clichés colectivo.

Un cliché de las partidas “de dungeon” es que les acompaña poca carga narrativa, poco color, poca descripción. Como si las catacumbas o los laberintos subterráneos fueran elementos malditos de la imaginación que se nos escurrieran entre los dedos a la hora de describirlos.

jueves, 3 de mayo de 2018

Soy un director de juego rapiñador


Hay muchas formas de jugar a rol, y ninguna es incorrecta. 

Esta es una máxima que me ha acompañado desde que me di cuenta de que había rol más allá de mi cueva personal de juego; de mi nicho. En ese momento supe intuitivamente que si no me imponía un principio de respeto y aperturismo sobre lo que los demás hacían, me convertiría en un juez del rol, comparándolo todo con lo que nosotros hemos hecho siempre, y considerando lo mio como lo mejor.