“Comparto
en ajenas ocasiones
el vibrar dulce de mi propia esencia
haciendo pórtico a presencia
destruyendo las rendijas y rincones.
No hay profeta como la tierra,
ni rey que sustituya mis dos soles
temblores…
y en mi interior profunda sierra.
Cañada de ríos infinitos y valientes
que luchan contra la piedra
alimentando vírgenes bosques
donde mi conciencia es solo hiedra.
Vago ante ti, cuando me observas
por esos parajes internos
por esas profundas cavernas
como una bestia por sus reinos
que sabe que la búsqueda
es eterna.”
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