martes, 20 de enero de 2015

Sobre el objetivo


Ya hemos comentado en otra ocasión que nos parecía insuficiente resumir el objetivo de jugar a rol como un acto en busca de diversión.
Desde nuestro punto de vista, los juegos de rol son una forma de arte contemporáneo con la doble función de ser arte por si mismos, y herramientas de simulación emocional para quien los utiliza.
Reducir el objetivo de dichos motores de simulación emocional a la sencilla diversión nos parece una infravaloración sin más sentido que el normalizar la acción misma de jugar.
Vemos loable y compartimos un sentido puramente lúdico del acto de jugar. Pero
igualmente lamentable que ese sea su resumen más aplaudido y citado como objetivo, como si fuera la brújula moral que nos debiera indicar el “sano camino” del buen jugador de rol, cuando de hecho no es más que uno de sus condimentos.
De hecho, creemos que este constructo inhibe y cohibe la filosofía rolera. 
Efectivamente existen muchos tipos de juegos de rol, tipos de calidades, extensiones, complejidades… como existen muchos tipos, calidades, extensiones, etc. de pinturas, películas, novelas… y son arte. Puede que sobre los cuadros de mi hija de 6 años se pueda cuestionar y filosofar al respecto de si son o no arte, pero difícilmente se puede cuestionar sobre el abstracto de la pintura en general. 
Los cuadros, el cine, las esculturas, el teatro… toda forma de arte se relaciona de un modo misterioso y personal con aquellos que disfrutan de su existencia.
Estimulan, inducen, provocan…las obras de arte, en general y guardándonos de notables y personales excepciones, son motores mínimos de simulación emocional comparados con las posibilidades de los juegos de rol.
Ya en la poética de Aristóteles, el estagirita nos enseñaba como el espectador de las “tragedias” podía mediante una contemplación receptiva sufrir una catarsis purificadora de sus mas bajas pasiones, al contemplar desde un punto de vista neutro (seguro, sin culpa ni juicio) dichas pasiones y sus consecuencias en las acciones de los actores y la trama de la obra.
¡Cuanto más no puede hacer el rol en tanto los participantes son público y actores y personalizan los fenómenos que dotan de corazón a la trama con su propio subconsciente!
La mecánica de autoinmersión emocional que se da en los juegos de rol es completamente personal, y cuanto más se profundiza en ella, tanto más se adapta y personaliza al usuario ensamblándose a su personalidad, y logrando extraer de ella a la superficie los resquicios más complejos de sus mecánicas internas más ocultas.
Y todo ello se da, o se puede dar, sin que exista intención alguna de que suceda. Se da como una maravillosa manifestación de desnudez integral del yo, disimulada con fines lúdicos, dispuesta a ser tomada por quien sienta inclinación para cogerla.
Si creemos a Pausanias, en el fronstispicio del templo de Apolo en Delfos se encontraba una de las mas importantes recomendaciones del mundo antiguo:   
 “Gnóthi seautón” “ nosce te ipsum” “ conócete a ti mismo”  

Tallada por las manos del sabio de Mileto, esta recomendación sigue presente como un bálsamo para el ser humano moderno. Pero, probablemente, nunca antes en la historia de la humanidad ha tenido una herramienta tan directa y divertida para su praxis, como los juegos de rol.

7 comentarios:

  1. Otra interesante entrada. Muy cierto que dejarlo en "diversión y ya está" es muy empobrecedor y no hace justicia a las potencialidades del tema.

    Tiende a infravalorarse, como sucede con el folklore tradicional: por más que pudiera entretener no dejaba de tener una dimensión de conocimiento (cf. La mentalidad primitiva: http://goo.gl/pGW3Jz).
    Sirio Sesenra también comentas acerca de la "simulación emocional", a la que yo añadiría a modo de complemento también la "estimulación 'intelectual'", entendiendo por Intelecto la facultad supramental que en Oriente se corresponde con Buddhi (cf. Intelecto, cuestión de Intuición: http://goo.gl/vSLhDC), y que entre otros aspectos, como hacer posible el Despertar, o el conocimiento de Sí mismo, constituye un "positivo" aunque enigmático vínculo entre la realidad sin conceptualización posible, sin nombre ni forma, y las apariencias del samsara o, ya que mencionas a Aristóteles, "el dominio de la generación y la corrupción".

    Tal Intelecto no se corresponde con el entendimiento contemporáneo del término, según el cual simplemente sería sinónimo de "raciocinio", de la misma forma que la mencionada estimulación intelectual no consiste en cálculos ni en elaboraciones filosóficas –aunque a veces puedan ser soportes provisionales, no salen de la frontera mental (que incluye el subconsciente, reserva psíquica de incontables_samskaras)_ –, sino que precisamente por ser supramental, lo suyo va con el empleo de símbolos, que con mejor o peor suerte aun a día de hoy pueden encontrarse especialmente en el rol de fantasía, debido en parte a la ligazón existente con "antiguas" cosmovisiones. Hablando de estos elementos, y recordando la mencionada exhortación "conócete a ti mismo", recalcar que siempre se trató de saber-conocer, y no de "magia" –algo que difunden muchas corrientes, desde académicas a ocultistas.

    Saludos

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  2. Algo más que me gustaría poner en relación con lo que mencionas de la catarsis y el teatro, que ya mencionamos.

    Esto incluye la catarsis y también trata de la asimilación o identificación de "aspectos divinos (o del "Ser")" (rasa), que al mismo tiempo constituyen una porción del conocimiento relativo al despertar, del que hablaste más en la anterior entrada.

    Se trata de un fragmento traducido del post Heroic Fantasy and Vîrarasa (http://goo.gl/DQSMI9):

    ”Lo propio de las artes anexas al Veda [la tradición sagrada Hindú] es proponerse al hombre a un nivel diferente al del conocimiento metafísico profundo, puro y directo (jñana). La enseñanza se canaliza por medio del disfrute y el sentimiento estético.

    Para ser capaz de saborear el rasa es preciso ir más allá de uno mismo y elevarse hasta el objeto propuesto en modo estético. Normalmente se requiere una educación y aptitud especial para esto. El espectador que va al teatro ha decidido romper con sus preocupaciones personales. (. . .) Hablando del individuo fiel, él también ha de identificarse con la esencia de la escena representada mediante un proceso igual de identificación, también denominado dhyana."

    Saludos

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  3. Lamento la tardanza Demonsbane, pero responder a un comentario de tanta profundidad como los que depositas aquí me exige tempo de reflexión.
    He de decir que suelo considerar los procesos intelectuales como un subconjunto de los emocionales, de química más veloz, más intensa y duradera. Pero tu comentario es totalmente acertado. Se debe añadir el concepto de simulación intelectual, de hecho lo adecuado sería conseguir un término que aunara los conceptos. Me gustaría mucho saber que se te ocurre al respecto.
    Lo que comentas sobre "...una educación y aptitud especial para esto." es un tema muy delicado desde mi punto de vista, y acertado también para someter a debate. Sobre el término Dhyana, nunca lo había visto utilizado en semejante contexto, lo más aproximado podría ser el estado de identificación utilizado durante las meditaciones en las que se utilizan proyecciones mentales para inducir estados precisos a través de símbolos compuestos, así como con la visualización de mandalas o la retrospección de recuerdos enquistados.
    Lo que sugieres es muy estimulante ¿jugar a rol con cierto estado mental? ¿prepararse internamente para la acción de juego del mismo modo que uno se prepara para una terapia o para una sesión de zazen? ¿lanzar dados desde el zafu?
    No considero ningún tema tabú, pero debemos asumir que este sí es delicado, ya que es abrir la puerta a que magufos de toda índole se introduzcan en nuestra comunidad (o se desvelen). Espero que desarrollemos mucha mas conversación al respecto ;) .

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    Respuestas
    1. Hola Sirio, acabo de ver esta respuesta tuya. ¡Como puedes ver he terminando retrasándome yo más!

      Lo apuntado sobre el Intelecto como algo en sí mismo (lo más similar al "Ser", a veces sinónimo de éste, de âtmâ incluso paradójicamente en algunos contextos búdicos ortodoxos donde predomina anatta), y no como un subconjunto emocional transitorio (psíquico, ya sea consciente o subconsciente: el límite mental), ni como algo químico (corpóreo), me he permitido mencionarlo (y añadir un enlace para ser más específico), ya que se trata de algo clave, y así es como se le considera en las doctrinas sapienciales tanto de Oriente como por parte de las que hubo en Occidente (que no guardan relación alguna ni con el psicologismo ni el biologismo del occidente moderno y postmoderno), así como porque escribiste hace poco una entrada más o menos desde un punto de vista budista titulada "Sobre quién es y puede ser uno jugando a rol."

      Tal Intelecto es la "conciencia" ontológica "y temporalmente" previa al nacimiento creatural; es el núcleo del Ser que resulta obscurecido al añadírsele todo el agregado psicofísico que constituye propiamente "la criatura humana" (es decir, "el personaje" en el escenario del mundo que toma temporalmente el "Ser transmigratorio"), y precisamente por trascender cualquiera de esas capas o "envolturas" emocionales, psicológicas, y corpóreas, orgánicas, químicas, es por lo que también se trata del Testigo trascendente e impersonal de tales procesos, inafectado por ellos, capaz de discriminar entre el Ser y el no-Ser (lo que no es real, o lo que "uno no es", es decir: las dimensiones psíquica y la corpórea. Por decirlo de forma extremadamente resumida e insuficiente.)

      Naturalmente, esto es algo muy delicado que nunca se ha manejado sin saber muy bien lo que se hace, y dentro de unas condiciones donde se requiere una actitud clara, no solo informada sino también cultivada, pero ello no es un obstáculo insuperable. En principio una aspiración sostenida a querer profundizar, y tratar de ir avanzando desde ahí, ya es indicio de algo positivo y "real". Claro que ello requiere algún tipo de marco y algo de orientación, pues en caso de ir simplemente improvisando no se llega a nada, es decir, no se alcanza aquello que es diferente de lo emocional (y de insistir en la parte química, es fácil caer en el empleo de drogas, cuando lo que planteo no guarda ninguna relación con ello), dimensión emocional que algo es, sin duda, pero apunto a que en ello hay mucho más; en ocasiones lo emocional puede ser un trampolín hacia lo que está más allá de su propio ámbito psiquico, y también se requiere un soporte emocional en condiciones, una mente clara y no sujeta a vanidades.

      Pero cuando se presenta lo sentimental o emocional como el objetivo en sí mismo, con ello confundimos el Ser con el ego, cerrando el horizonte y haciendo así inconcebible e inaccesible aquello que rebasa ese grado particular que se haya inherentemente sumergido en el samsara por completo.

      Acerca del peligro de los magufos que señalas, añadiría que desde un ángulo lo veo casi innecesario de considerar, ya que tales personas, por su mentalidad Nueva Era (cosa nacida en occidente, solo engañosamente representativo de la sabiduría oriental: cf. "Lo que la Nueva Era realmente es", http://goo.gl/BVUPh2 y http://goo.gl/OLa01W), normalmente están restringidas a buscar "fenómenos mágicos" que no tienen nada que ver con el conocimiento, y esa misma perspectiva Nueva Era, Ocultista, Espiritista, Thelema, incluyendo la psicología transpersonal, "el proceso de individuación", etc . . . también encierra a sus adherentes en un horizonte emocional y sentimental, es decir, psíquico, y no espiritual ni relacionado con el Intelecto señalado.

      (sigue en la siguiente parte)

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    2. (Sigue de parte I)

      E incluso bien puede encerrar en la parte más inferior de esa misma dimensión psíquica: el subconsciente (aun si en ocasiones se evita lo claro que resulta este término, llamándolo "inconsciente" pese a no ser en nada distinto).

      Con todo, no me parece una precaución vana la que señalas, pues a menudo hoy día lo "espiritual" no en el sentido religioso sino cognoscitivo, suele ser enfocado erróneamente como "magia" (tendencias ocultistas como las de Aleister Crowley y continuadores tienen mucho que ver), de modo que bien podría haber quien se aproximase al tema con esa actitud y dar lugar a algunas confusiones.

      Creo que es evidente que cualquier propuesta siempre es un arma de doble filo; por ejemplo, podría haber casos en los que el componente "juego" disminuya hasta el punto de neutralizarse al considerar ángulos más profundos dentro del mismo, pero ello no necesariamente sería malo de llegar a ocurrir, y también es parte del aprendizaje: el saber equilibrar la trascendencia con la inmanencia (se relaciona con la ecuación metafísica nirvana=samsara).

      O además de magufos, anda por ahí el peligro de seguir equiparando erróneamente a estas alturas Intelecto con raciocinio (como se lleva haciendo hace siglos por parte de la filosofía racionalista, desde el Antiguo Régimen) y sobreanalizar erróneamente planteamientos como los mencionados por medio de las filosofías convencionales o perspectivas cientifistas (como la sociología, el psicologismo o el biologismo ya mencionados), con lo que la cosa inevitablemente se desvía o cancela quedando en agua de borrajas, cuando no patas arriba.

      Algo de lo que mencioné más arriba, también era a propósito de los magufos; solo lo cito a modo de recordatorio:

      "Hablando de estos elementos, y recordando la mencionada exhortación "conócete a ti mismo", recalcar que siempre se trató de saber-conocer, y no de "magia" –algo que difunden muchas corrientes, desde académicas a ocultistas."

      De otra parte, por difícil que pueda parecer o sea de hecho reunir las condiciones personales necesarias de cara a lo que mencionas sobre Dhyana, tras comprenderse llega un punto en el que no requiere una "actitud forzada". Añadiría que más que forzar una identificación o una "meditación directa", en este contexto se trataría más del mencionado empleo de símbolos, que se captan con los sentidos como la vista o el oído, son procesados por la mente, y si ésta se halla en adecuada disposición puede transferirlos a su dimensión legítima, más allá de su propio límite, es decir, al Intelecto (aunque también actúan de otras formas, como al asumirlos, y por ejemplo, ciertos "personajes de rol" en determinados casos pueden serlo ellos mismos, parecido al empleo ritual de las máscaras tradicionales). También, todo lo simbólico siempre ha tenido una relación directa y positiva con el arte: como se decía "ars sine scientia nihil est", el arte sin la ciencia no es nada, y esa ciencia aquí referida se trata del conocimiento propio de las dimensiones sapienciales, es decir, previamente a las teorías modernas del arte, el carácter simbólico, el potencial anagógico era requisito de toda obra artística.

      Esto enlaza naturalmente con las tendencias que no pueden evitar ver que también hay arte en el contexto de los juegos de rol, que he visto mencionar incluso a Wolfgang Baur de Kobold Press, quien señala que en sus diseños de aventuras, trata de ir en lo posible más allá del elemento puramente lúdico (cf. "Design that Matters", Complete Kobold Guide to Game Design, cap. 4, Open Design, 2012). La misma tendencia la he visto en otras partes, así como en el contexto de La Espada Negra, que no me cabe duda te resultará familiar.

      (sigue en parte tercera)

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    3. (Sigue de la segunda parte)

      Es evidente que sentarse a lo "zazen" para jugar a rol y tirar dados no pasaría de ser algo estético y quizá exótico o incluso extravagante :) Confío en que habré podido indicar, con lo dicho hasta ahora, que no se trataba de algo así.

      Sea como sea, lo que te menciono es una propuesta, algo con lo que extender las reflexiones e invitaciones que has ofrecido en primer lugar con entradas como ésta.

      Quiero decir que lo que haya podido decir hasta aquí no tiene absolutamente nada de "manual práctico", y además, antes de llevar la cosa más allá de lo teórico, habría que ponerse de acuerdo en "los principios", o ver en qué medida se está. De lo contrario, después surgen súbitamente choques y malentendidos más difíciles de resolver; por ejemplo, esto pasa cuando se ponen lado a lado el enfoque sapiencial, o digamos "Budista" ortodoxo (=genuino, auténtico) con constructos como el proceso de individuación del psicoanálisis junguiano (entre tantos otros . . .), que no guarda relación más allá de la que tal escritor alcanzó a darle estéticamente, y que no deja de relacionarse con el ángulo "magufo" (se conoce algo del ángulo espiritista y mediúmnico de Carl Gustav Jung, lo que no considero nada recomendable).

      Finalmente, como descargo permíteme decir que estas cosas, no por exigir algunos términos precisos, técnicos, y una serie de diferenciaciones claras, necesariamente son cosas teóricas. Es una percepción que suele tener lugar, sí, pero si hubiera de personalizar, diré que son cosas sobre las que este servidor tiene algo de experiencia, tanto con lo positivo como con las confusiones mencionadas. Mas digo esto como una forma de intentar transmitir que el horizonte señalado de hecho existe. Creo que el descubrimiento y la asunción de nuevos horizontes (lo que con frecuencia es una ampliación de aquél impuesto por la cultura, la educación, los medios, etc.) constituye algo muy positivo y potencialmente de gran interés.

      Tampoco busco abrumar con estas cosas, ni levantar polémicas, aunque reconozco que sin algo más trato y elaboración, para las personas de hoy es muy difícil dejar a un lado los "reduccionismos" fisico-químicos y psicológicos que acosan a todo lo relativo a "la conciencia" y "al ente (el Ser)", perspectivas que a fin de cuentas son posturas mentales susceptibles de ser modificadas. Con todo, en casos de cierta reminiscencia (en sentido platónico), esta dificultad no es tan elevada ya que "la prueba de la trascendencia" es verificable personalmente, o lo ha sido en algún punto de la trayectoria vital y ha dejado su marca.

      No añado más por el momento, pues podría ser desacertado en tanto no sepamos hasta qué punto habría un acuerdo en lo fundamental.

      Recibe un saludo, Sirio

      (Fin del comentario)

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