La desigualdad de género es, casi siempre, una cuestión polémica. Los juegos de rol, como actividad social, no se libran de ello, y es bueno que debatamos al respecto. En esta entrada, me propongo compartir unas palabras poco habituales sobre el tema. Poco habituales en tanto no he visto demasiado escrito desde esta perspectiva.
Según mi opinión, nada definitiva, podemos abordar el asunto del sexismo en el rol atendiendo a los siguientes puntos:
1- El sexismo existente en la comunidad rolera.
No es de naturaleza especial. En ella encontramos el mismo crudo y desagradable sexismo que se manifiesta en cualquier otro grupo. Por tanto nos enfrentamos al mismo machismo que vemos en la sociedad, por lo que hago mías las palabras de M. Gandhi:
“Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.
2- Sexismo en la interrelación del grupo de juego.
No abordaré aquí la teoría sexista respecto a los jugadores y jugadoras de rol. No porque no tenga valor, sino porque me resulta una cuestión tan propia del contrato social entre individuos que forman un grupo, como de la propia educación del individuo en sí. Por tanto, vuelvo a citar a Gandhi:
“Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.
3- En la relación que crean el individuo o el grupo de juego para con su propia ficción.
Esto sí me resulta estimulante.
¿Cómo me relaciono con mi propia ficción? ¿Puedo extraer de esta relación alguna conclusión sobre mis propios prejuicios que me haya pasado inadvertida?
Como jugador y director de juego, rechazo los tabúes. Necesito libertad absoluta si quiero jugar a rol con total implicación. Poder ser cualquier cosa, tener cualquier tamaño, ser de cualquier raza... y tener cualquier condición sexual. Esencialmente, dejar a un lado las limitaciones de mi yo, y dejarme llevar por las posibilidades sin fin de la fantasía humana.
Pero para dejar a un lado las limitaciones, antes hay que localizarlas. Por ello, en su momento, me cuestioné si limitaba mi ficción desde distintos prismas, uno de ellos, uno esencial, la sexualidad. ¿Soy o no soy sexista con mis propios personajes? Cuando interpreto a un transexual, ¿interpreto un tópico llevado al extremo o lo intento interpretar de la misma manera que a cualquier otro PJ? ¿Lo ridiculizo? ¿Cuánto varía un PJ al definir su condición sexual? ¿Puedo acaso ser sexista con un personaje que existe en la ficción?
Mi respuesta fue que sí lo era. Era sexista. Sexista en este sentido: casi todos mis personajes mantenían y se encontraban en el margen de tópicos machistas que hemos heredado de nuestra sociedad patriarcal. ¡Era sexista con mi propia fantasía! Todo un descubrimiento. Pero lo que más me incomodaba no eran las implicaciones morales del asunto, sino las limitaciones que este traía debajo del brazo. Personajes, historias, aventuras, PNJ… todos tenían resonancias similares. Todos estaban limitados a cierta área de confort.
¿Qué relación tengo con mis propios PJ? ¿Me altera o afecta su condición sexual?
Cuando satirizo a un varón homosexual, llevando al extremo el tópico e interpretándolo como un “mariconazo de pluma despierta”, existe un canal de autoobservación que me habla sobre cómo yo percibo ese arquetipo social y los prejuicios que tengo sobre él. ¿Soy un pervertido, un guarro, un PJ desinhibido, constreñido…? O quizá mi personaje sea muy divertido, sagaz ¡abierto! Puede que mi PJ esté directamente condicionado en su personalidad por su orientación sexual. Condicionado no por detalles marcados en su hoja de personaje, sino por detalles marcados por mi visión personal (fugaz o no) de ese arquetipo social.
Interesante cuestión que nos invita a formular la siguiente pregunta: ¿condiciono la personalidad de mis PJ por su orientación sexual?
Es posible que nos descubramos considerando que Conan no podría ser el mismo si fuese homosexual. Que no habría tenido (princesas aparte), las mismas posibilidades de ser victorioso, bravo, aguerrido, furibundo o asesino… la misma historia en definitiva. Es posible que en nuestro interior, nuestra propia ficción se encuentre condicionada por parámetros sexistas de esta categoría.
¿Sería Conan menos Conan si fuera bisexual? ¿Es Leonardo menos o más Leonardo por ser bisexual, gay o asexual? ¿Tenemos en cuenta la orientación sexual como un ingrediente activo de enriquecimiento en el trasfondo de nuestros PJ… o pertenece aún a esferas prohibidas llenas de preconceptos, prejuicios, estereotipos y roles de género decimonónicos?
Juega sin tabúes, ¡ríete de ellos!... o juega con tabúes y otórgales gravedad… Pero sea como sea, que sepas lo que estás haciendo, y recuerda: nuestra ficción es salvaje, libre e ilimitada.
Personalmente, como jugador, poseo una esfera de ficción compartida con el resto de la mesa y otra privada que tan solo me pertenece a mí. La esfera compartida es la partida en sí, mientras que en esta otra esfera de ficción privada entran la historia y trasfondo que creo del PJ y que mis compañeros de partida nunca llegarán a conocer: su pasado, sus creencias religiosas y su orientación sexual. ¿Por qué?, ¡Porque me divierte!
Forma parte de la experiencia de diversión propia de jugar a rol. Del mismo modo que me divierte como DJ la exploración de las escenas a través de la imaginación que nunca relataré a los jugadores. Porque mientras ellos, o más bien sus personajes, debaten y miran hacia su objetivo en la trama (el castillo que hay al norte), yo como director de juego giro mi cabeza invisible y exploro el paisaje que hay a nuestras espaldas y que probablemente nunca investigarán.
He tenido personajes (recuerdo con especial cariño a cierto agente de la Interpol) que durante toda la partida se comportaron conforme a su hoja de PJ. Pero que íntimamente tenían una condición sexual seleccionada por mí, sin que esto tuviese nada que ver con la trama que se estaba viviendo. Mi agente de la Interpol era gay y su relación con su compañero estaba llena de matices que, de saber la mesa de juego que era gay, tendrían una lectura distinta. Pero eso era una condición de mi personaje que al resto de jugadores no les importaba. Nadie en la mesa sabía que el agente Mathew era gay y que sentía atracción por su compañero. ¿Por qué?, porque era mi esfera de juego privada, un trasfondo a distinto nivel en la personalidad de mi PJ, y el hecho de que el resto de jugadores, DJ incluido, lo supiera, condicionaría la partida. En ocasiones este tipo de esfera privada la comparto con el resto de la mesa en debates postpartida, pero lo más habitual es que no. Igual que no describo a mis jugadores los paisajes que he visto y que sus personajes no visitarán.
Me encantaría conocer vuestras opiniones sobre este asunto en concreto.
Pero volvamos a preguntas interesantes para compartir:
¿Dormirá del mismo modo el grupo de exploradores sabiendo que su elfo guardabosques es en realidad una elfa transexual?, ¿cómo nos comportaremos el grupo de juego, las personas, con respecto a la ficción de la partida?, ¿jugaremos normalmente o condicionaremos la partida por completo por la orientación sexual de uno de los PJ?, ¿se llenará la partida de bromas constantes sobre el enano gay del grupo?, ¿lo admite la ambientación a la que juego?
Sería una lástima que nuestras aventuras se viesen empobrecidas por imitar, aun sin darnos cuenta, los prejuicios sobre las tendencias sexuales del mundo real.
Este último punto me resulta tremendamente interesante, no ahora como jugador, sino como director de juego.
Como director deseo poder improvisar pueblos con relaciones sociales insólitas. Disfrutar de los tópicos y arquetipos que nuestra ficción clásica nos provee… pero también ir más allá y que mis jugadores en su exploración y aventuras lo flipen con sociedades de lo más exótico, donde los valores familiares, sexuales y sociales no tengan nada que ver con nuestro mundo.
Sería una lástima que nuestras aventuras se viesen empobrecidas por imitar, aun sin darnos cuenta, los prejuicios sobre las tendencias sexuales del mundo real. Porque la riqueza y variedad de las definiciones de género en nuestros mundos de juego los hace más realistas, dentro de la ficción que proponen.
Pero ojo, es totalmente respetable que cada grupo de juego juegue como se le antoje (faltaría más). Manteniendo tópicos, imitando clichés y ridiculizando sin tabúes cualquier tipo de tendencia sexual por simple diversión. Nuestra ficción es salvaje, libre e ilimitada. No es mi intención con esta entrada hacer ninguna consideración moral, sino tan solo compartir unas cuantas preguntas y debatir sobre las respuestas en los comentarios.
Si eres jugadora o jugador…
- ¿Cuántas veces has jugado con un personaje de orientación sexual distinta a la tuya?
- ¿Cuántas veces has jugado con un personaje transexual, heterosexual?, ¿asexual?, ¿homosexual? Si lo has hecho, ¿cuántas veces su condición sexual ha marcado tu interpretación?
- ¿Cuántas veces te has parado a pensar si te crees parte de los tópicos que interpretas o ridiculizas en el rol?
Si eres DJ…
- ¿Cuántas veces todo lo mismo de antes pero con PNJ?
- ¿Cuántas veces te has excusado en la historia para recalcar la desigualdad de género en una ambientación?
- ¿Cuántas veces has innovado en naciones o pueblos diseñando sociedades donde el sexismo no sea ni siquiera un concepto comprensible?. ¿Alguna vez el centro de una aventura propuesta a tus jugadores ha sido algo relacionado con identidades de género?
Esto no es teatro, no es novela, ni los guiones ni los personajes están definidos; por superficiales que sean sus decisiones y acciones, nos salen de dentro. Echarles un vistazo nunca está de más, sobre todo si al hacerlo nos echamos unas risas.
Juega sin tabúes, ¡ríete de ellos!... o juega con tabúes y otórgales gravedad… Pero sea como sea, que sepas lo que estás haciendo, y recuerda: nuestra ficción es salvaje, libre e ilimitada.
No le pongas género.