Cuando jugamos a rol o cuando diseñamos aventuras a menudo nadamos entre escenas prácticas que amplíen el conocimiento de "lo que está pasando" y las que potencian la relación de los personajes con el mundo de juego. Escenas con una finalidad específica que encierran datos, trampas, desafíos o relaciones interpersonaje.
Esencialmente articulamos las aventuras en torno a escenas de este tipo, basadas en localizaciones o personajes secundarios de relativa importancia. Son, pues, el esqueleto de nuestras aventuras.