¿Qué es un juego de rol?
¿Qué buscamos al jugar a rol?
Cada persona, cada individuo, interpreta una misma
experiencia desde un único punto de vista difícilmente transmisible. Quizá podamos, a través de las palabras y los recursos que estas ofrecen, acercarnos en ocasiones con
suma precisión a la explicación de una idea, a la descripción de un concepto.
Pero finalmente, la única manera de comprender o integrar una experiencia, es
experimentarla, y en este sentido existe un vector absolutamente determinante: El punto de vista.
Mi punto de vista, soy yo. Y soy único. La suma de mis vivencias, reflexiones, conocimientos... Mi punto de vista sobre la
existencia y el universo es único y, articulado o no en palabras, morirá
conmigo. El tuyo, lector, lo es de la misma exclusiva manera, y sostiene el mismo
impecable valor.
Ahora bien.
La experiencia rolera, salvo notables y experimentales excepciones, es un fenómeno grupal y, por ello, realizar alguna reflexión básica sobre el principio de pertenencia a grupos quizá nos pueda aportar un poco de luz extra al delicado asunto de los puntos de vista, y de las definiciones que en ocasiones emanan de ellos.
Para ser acogidos en un grupo, debemos compartir algo con
los participantes del grupo. Sean motivaciones, principios, posiciones
sociales, pasión por ciertas experiencias, firmar la excelencia de ideas… Asumimos que
hay factores que a todos mantienen en común dentro de dicho grupo.
¿Qué nos mantiene unidos en un grupo?
Es posible que cualquiera de los factores citados antes sean fácilmente localizables para responder a esta pregunta. Pero ¿cuánto de complejo o de simple puede ser dicho factor, y por tanto el grado de union que represente para el grupo?
Puede que nuestro grupo esté unido por una actividad (pongamos el Fútbol como ejemplo) deportiva, por una "experiencia" deportiva. El acto de "jugar al fútbol" no es una actividad ni un concepto en sí demasiado complejos. Puede unirnos durante su práctica, pero finalizada la actividad y su residuo (el postpartido, etc), nos disgregará.
Otra cuestion es "el espíritu del fútbol", la emoción que une a los aficionados, lo que se siente cuando en la grada te sabes arropado por cientos o miles que, como tú comparten pasión, colores, ideales... Y más allá de la grada la madeja de emociones que conforman el sentimiento de pertenencia al club de tu equipo. Ese "espíritu" del fútbol es un concepto complejo, abstracto, difícilmente definible que sí sostiene un poder de cohesión considerable. Mezcla ideales y experiencias y, si lo sientes, lo entiendes y compartes, te "conectas". Y si no, pues no.
Esto ocurre con muchísimas actividades que conllevan pasión.
Sabemos que esto que expresamos es muy básico, pero nos ha parecido un necesario peldaño para poder llegar a donde queremos.
Este fenómeno genera, desde nuestra reflexión, cierto dilema que hemos intentado resumir así:
“Cuanta más precisión
busquemos arrojar sobre un concepto complejo, tanto más difícil será que dicho
concepto sea compartido por otros.”
Un concepto complejo, como la libertad, como el amor, como
el gobierno de un pueblo o la paternidad no se puede describir de manera
homogénea a todos los seres humanos. Sencillamente son demasiados puntos de
vista (7.000 millones), que generan por estadística, tradición o variedad, posiciones frontalmente opuestas
sobre principios humanos demasiado personales.
Cualquier definición totalitaria, se encontrará incompleta. Y si el concepto en sí implica a la creatividad del individuo, ésta se verá directamente coartada por la definición que se le imponga.
Sostenemos que el acto de jugar a rol rol puede llegar a
convertirse en un concepto tan complejo como los citados, y aspiramos, en esta entrada,
a aproximarnos un poquito a expresar correctamente por qué ( y si no lo logramos, cosa esta que resulta muy probable, a que nos ayudéis si os motiva la idea).
Curiosamente existe una inmensa retahíla de tópicos al
respecto de estos conceptos emocionales que, para una gran mayoría, marcan un camino
correcto a seguir. Idearios que, sin definirlo específicamente, sin pretenderlo, buscan acotarlo, trazar límites tímidos que faciliten no tanto la definición del concepto, como la de grupos distintos en torno a este.
Una suerte de indicadores de mínimo
fallo sobre cuestiones importantes del concepto elegido. Y el “mínimo fallo” se ha vuelto muy importante en nuestra psicología actual.
¿Cuándo fallo? Cuando esa “ley de todos” indica que he
fallado.
La ley del grupo en que se encuentra el individuo.
Si el grupo es
inmenso, necesitará leyes férreas, consultables, transmisibles, perdurables y
profesionalizables, como las de una nación. Si el grupo es mínimo, la necesidad
de leyes no es tan imperativa, pudiendo ser una masa de abstracciones asumibles
tanto al sentido común como a reflexiones del “comité de sabios” de turno.
Lo cual, por simetría contextual, nos lleva al segundo dilema que nos trae aquí hoy.
“Cuanto más abstracta sea la explicación de un concepto
complejo, más fácilmente será asumida por el grupo que lo tome como fundamento, y mayor la identificación de cada uno de sus miembros.”
Por ello pretender precisión en un
concepto complejo como lograr una definición para la pregunta "¿Qué es
un juego de rol?" te descarría de la unión grupal, te deshilacha del
conjunto pues parece tácitamente asumido por el mismo conjunto que
su abstracción debe ser respetada, y si bien se pueden realizar tímidas
inmersiones en un intento de definición, no se puede pretender una
definición firme, no porque el comité de sabios no lo pueda lograr, sino porque se ha determinado que no se debe imponer una definición al
colectivo.
En todo caso, existen definiciones blandas que caracterizan las posiciones de distintos grupúsculos o individuos, pero que igualmente no pretenden ni ejercitan la búsqueda de una "definición final".
Más bien definen cuestiones periféricas de importancia subjetiva.
De manera que con respecto a la definición máxima "Qué es un juego de rol", cada uno podrá realizar su desarrollo personal. No habrá pérdida de la identidad ni de la libertad creativa a la hora de
expresarlo, y será mucho más sencillo aferrarse, para quien así lo desee, a la
idea de una abstracción demasiado vaga como para ser resumida o transmitida con palabras.
En esa dirección es fácil exclamar: “Definir qué es un juego
de rol es demasiado difícil” Cuando de hecho, no es así.
Lo complejo es
realizar una definición tajante e inclusiva para todas las formas
y tipos de juegos de rol.
Pero sin duda si como comunidad ese fuese nuestro objetivo, lo lograríamos.
Entiéndase en este ejemplo que nosotros personalmente no poseemos
definición alguna al uso. Asumimos al formar parte del grupo de roleros y roleras de este
país (aunque más bien debiera decirse de esta lengua) que pretender poseer una
definición correcta sobre cierto tipo de términos será considerado asunto
negro, pedante y despreciable de cualquier manera, de forma que jamás nos
arriesgaríamos a realizarla. Tampoco sentimos ninguna necesidad ni motivación en
ello.
¿Qué es jugar a rol?
¿Qué es un juego de rol?
Verdaderamente no nos interesa dar respuesta a estas
preguntas, o aceptar una respuesta como única y verdadera, porque perdería parte
de su magnetismo abstracto.
Dejaría de ser de todos.
Asumimos la belleza de su abstracción, y respetamos
la metamorfosis que genera mientras el
acto mismo de jugar a rol evoluciona y se fusiona sin cesar danzando sobre sí
mismo.
¿Cuál es el objetivo de un juego de rol?
Aquí es donde la
respuesta generalizada es: la diversión.
Y aquí sí, estamos completamente en contra de este
constructo.
Respetamos que cada cual elija libremente su objetivo, jamás
arremeteríamos contra una posición individual. Pero ya demasiado se repite en
las ediciones impresas que el objetivo “sagrado” del acto de jugar a rol es la
diversión, y tanta repetición se nos antoja un surco que poco a poco horada una
opinión que pueda convertirse en un principio tácitamente asumido por todos
aquellos que jueguen “sanamente”.
Desde nuestro punto de vista, el acto de jugar a rol puede implicar la participación en una simulación emocional colectiva donde un grupo
reducido se reúna para experimentar diferentes emociones o estados mentales en
función de la presencia o ausencia de un gran número de factores, como pueden
ser el grado de inmersión provocado por el master, la sed de inmersión de cada
jugador, el tono de la partida jugada o la calidez de la ambientación del juego
en sí (entre otros muchos).
El potencial de dicha simulación no debería ser desestimado
reduciendo su objetivo a la búsqueda de la diversión. Sino asumiendo que la
diversión es uno de los importantes radios que conforman el complejo cuerpo de la rueda
de los juegos de rol.
Para no extendernos mas en este post... desarrollaremos esta idea más ampliamente en otros centrándonos con más ímpetu en este enfoque.
Para terminar, solamente recalcar que se debe, siempre desde nuestro punto de vista, intentar dar respuesta a la pregunta "¿Qué es un juego de rol?".
Pero como una actividad mental pacífica, filosófica, destinada a descubrir nuestras opiniones y a toquetear nuestras emociones para ver cómo resuena nuestra melodía interior al respecto. Sin ánimo alguno de encontrar la definición perfecta ni de atacar a la maravillosa abstracción que nos une y permite crear definiciones propias. Sin pretender transmitir nuestros conceptos como cátedras selectas, ni nuestras ideas o ideales como distinguidos frente a los demás, tengan la experiencia que tengan y sean quienes sean.