Quizás vivo en un ambiente muy distinto al vuestro, pero al final todos estamos aquí, así que para este caso supongo que, aunque nuestras experiencias personales hayan podido ser distintas, (sobre todo el cómo hayamos leído esas experiencias) nuestro caldo de cultivo biológico es prácticamente el mismo. Y este es un caldo machista y racista para empezar.
Si os intentan colar que el algarrobo en polvo es como el colacao ya os digo yo que no. No mintáis a vuestros hijos veganos. De nada.
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¿Quiere esto decir que somos malas personas, que el rol es inmundicia, o lo que sea que se te está ocurriendo? No. No es mi intención acusar a nadie con este escrito, y cuando hablo en plural no es falsa modestia ni regia costumbre. Es que he reconocido en mí comportamientos y actitudes que no me gustan y que aún me esfuerzo en detectar y eliminar, y como me tengo por espécimen corriente de la raza humana y aún más corriente de la rolera pues me imagino, (imaginación sembrada de datos, algunos recogidos por mí otros por mis amigas) me imagino decía, que gran cantidad de la gente que me lea se encontrará con estas diatribas si no es en sus mesas en sus corazones.
Ay madre dónde me he metío yo sola.
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He jugado mucho sin carta-X, sin contrato social patente (porque no escritas sí que teníamos reglas) y lo que es verdaderamente bueno, he jugado mucho en un entorno muy seguro. Mis compañeros de mesa (no siempre los mismos, pero casi) son además mis mejores amigos, y en mi grupo habitual estábamos tres mujeres y tres hombres dos de ellos homosexuales. Supongo que esto lo ha hecho un entorno especialmente seguro, en el que llegado en momento podía dejarme llevar con el personaje lo que hiciera falta, sabiendo que el poder que entregaba en la ficción no se volvería contra mí fuera de ella. Esto es algo que simplemente no es una realidad fuera de ese grupo (y otros grupos) para mí, y para la mayoría de la gente con la que he hablado. Con la experiencia de convenciones roleras, club de rol y hablar con más gente, creo que puedo decir sin tener que citar estadísticas que el rol (como casi cualquier otra actividad de ámbito público) es una cosa mayoritariamente ocupada por hombres. Hombres que en muchos casos no se han planteado nunca su posición en el mundo.
En la vida y en el rol me considero afortunada, conozco desgraciadamente a más de una mujer que ha sufrido violencia sexual, a más de las que quisiera contar víctimas de actos de desigualdad de poder no consentidos. En muchos de estos casos el atacante era un conocido que abusaba de una posición de poder. Además de suerte, creo que hay otros factores por los que esto no me ha pasado a mí, como una educación feminista desde muy pequeña me ha ayudado a detectar individuos potencialmente peligrosos y a mantenerlos lejos. Y ojalá pueda hacerlo yo con el mismo salero con el que lo hicieron conmigo, porque hasta no hace mucho esa detección y alejamiento eran mecanismos sutiles de los cuales ni yo misma era consciente. ¿Por qué te fuiste tan pronto de esa fiesta Iris? No sé, no me gustaba mucho el tema de conversación y no me apetecía quedarme. (Toma) - ¿No te quedas a dormir? No, prefiero despertarme en casa mañana que tengo cosas que hacer (Toma) Y así una larga lista de tomas en las que por un lado salía sonriente y sin ver el lado posiblemente feo de las cosas y por otro tenía a Vasalisa dando brincos en el bolsillo de mi delantal.
Para que cuide de nosotras a Vasalisa hay que cuidarla también.
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¿Qué tiene todo esto que ver con el rol? Pues en el rol se dan juegos de poder, que no tienen porqué corresponder con los que se dan en la vida real (Aunque en muchos casos se asemejan) y que además trascienden muchas barreras que en la vida real normalmente se respetan. La diferencia, es que en el juego estos roles deberían ser acordados por los jugadores y en la vida real pues se imponen de manera más o menos orgánica. (Este acuerdo es lo que en inglés se llama Consent que traducirlo por acuerdo me parecía más cercano al espíritu de la palabra).
“[…] Si te calmas y dejas que te lo explique,
verás los insondables misterios de la psique.”
Astrud Minusvalía
verás los insondables misterios de la psique.”
Astrud Minusvalía
Este acuerdo de reparto de poder es para mí una de las claves del contrato social que se establece entre las personas adultas que van a jugar una partida. ¿Para qué el acuerdo? Para valorar expectativas, para tener una idea sobre lo que nuestras amigas quieren, para ser capaces de definir nuestra experiencia, para saber sobre nuestras necesidades y las de las personas que nos rodean, porque nos gusta hablar... En nuestra primera partida seguro que nos contaron algo. Cada vez que empezamos una crónica pasamos horas y horas hablando del mundo, del sistema, de cómo queremos que sean los personajes, de sus relaciones entre ellos, del tipo de historia que nos apetece jugar (al menos eso era lo normal en mi grupo) horas y horas de contrato social, sin llamarlo así, pero lo era. Luego estaba el contrato no discutido, como la forma en la que nos encontramos a gusto roleando, lo de no salirse de juego, el por favor apagad los móviles etc… Cosas que se dicen para que la experiencia de juego sea más satisfactoria para todas. Lo que son las reglas de casa de un grupo de gente que se quiere y que se lo pasa bien junta. Normalmente no explorábamos temas muy desagradables o muy personales y casi nunca una mezcla de los dos. Cuando se da el caso somos un grupo de gente que lleva jugando junta más de diez años y que después de una sesión especialmente dura va a tener un montón de horas de comentar y de reír. Si alguien sale un poco herido lo recompondremos entre todas. Lo normal.
No todos podemos ser tan cuquis a la primera… Pero puede ensayarse.
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Pero no es lo normal. No es lo normal para todo el mundo, no todo el mundo se encuentra con ese tipo de gente, ni con ese tipo de experiencias. Además, ¿Realmente estás segura de que conoces todas las posibles experiencias traumáticas de tus amigas? ¿Crees que ellas te las contarían? Por la cantidad de gente a la que yo les he contado las cosas de primera mano que a mí me han podido o no pasar… No creo que sepa ni la mitad de la mitad de las cosas de la gente que me importa. ¿Y qué tendría de malo ser cuidadosa? En un lado de la balanza tengo la posibilidad de hacerle daño a alguien que me importa, en el otra la posibilidad de abrir una puerta para que la gente se sienta segura conmigo sin necesidad de explicarme porqué necesita esa seguridad. No entiendo el dilema.
No me gusta la carta X, no la uses. Hay otras herramientas como el velo. Los espacios “fuera de juego” o aquella herramienta que tu pactes con tus jugadores. No quieres pactar herramientas porque quieres jugar a pelo. También me parece legítimo. ¿Lo has comunicado? ¿Lo sabe todo el mundo? En este caso el poder recae sobre el narrador principalmente y es justo que todos lo sepan, y estén de acuerdo. Que ese acuerdo sea libre y se pueda rescindir y que el poder se quede en el juego y no ascienda a otras esferas. ¿No te parece?
Yo no se la intentaba colar a ella tampoco.
La gente con ese tipo de traumas no debería jugar al rol. A la gente normal le pasan cosas terribles corazón mío, y cogen esas cosas terribles, se las tragan y salen a andar a la calle, se toman cervezas, se atan los zapatos y juegan al rol. Y no van por ahí contándolo porque las más de las veces no les apetece y cuando les parece oportuno siempre hay alguien que invalida su experiencia tachándola de víctima coñazo o algo por el estilo. La gente con ese tipo de traumas es gente corriente, que puede querer jugar esos traumas para elevarse sobre ellos y tener control de sí misma, o no. Y que puede querer hacerlo, pero no saber como va a reaccionar. O puede no saber donde se está metiendo en el juego y el hecho de hablar de que es posible tomar un respiro si lo necesita en algún momento le de aliento y coraje.
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Además, ¿No es todo esto que estoy contando una manera de ser amable? Amabilidad con las personas con las que comparto mis ratos libres. Me parece una máxima sensata y fácil de asimilar. Entendiendo que somos personas y que podemos tener emociones complejas, que estamos jugando algo que puede despertarnos esas emociones y que puede ser tan fuerte que no lo sepamos encajar en el momento. Así que nos presentamos a la mesa, de conocidos y de desconocidos, con amor y simpatía y exponemos que estamos presentes, no sólo en el juego, sino fuera del juego y que si alguien se siente herido no nos enfadaremos si necesita parar. Porque antes personas que jugadores. De verdad que no es tan complejo.
En definitiva que el rol sí que es amor, aunque sea amor por las cosas que nos devoran por dentro. Amad con un acuerdo consciente, que así es más bonito.
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