Estos días hemos visto varias entradas y comentarios al respecto del consumo y la libertad de expresión y hemos podido participar en conversaciones sobre la mercantilización rolera muy interesantes, y nos ha entrado ganas de aportar al debate nuestra óptica de una manera más estable.
Lamentamos si nuestra opinión está salpimentada con una gran cantidad de obviedades.
Lo primero que observamos, es la fusión de dos conceptos que deberían, desde nuestro punto de vista, separarse. O, al menos, considerarse previamente por separado.
Por un lado, existe la libertad de expresión y la capacidad de la comunidad rolera de autocriticarse y revisar sus mecanismos internos gracias al aporte crítico de observadores que necesiten expresar ideas disconformes con las de la mayoría.
Esto es perfecto, es saludable y es necesario. Menos mal que tenemos esas ópticas ajenas a la masa que nos recuerdan que somos árboles con raíces independientes que tienen libertad de expresión y posición. Que el bosque es un concepto, una ilusión aceptada y que, cuando queramos, la podemos romper.
¿Vacas sagradas? Que cada cual decida lo que come.
Cualquiera puede expresar su opinión como mejor le parezca, sea crítica, ácida, respetuosa, destructiva, narcisista, constructiva, inconsistente, estructurada o inventada.
Claramente, cualquiera es libre de reaccionar a dicha crítica con la misma libertad.
Todo se basa en evidentes ejercicios de expresión y libertad, de debate y aumento y detrimento de círculos de relaciones.
Si queremos quitar a alguien de nuestros círculos, porque su forma de expresarse nos incomoda, nos juzga o nos hiere somos perfectamente libres de hacerlo, seamos quien seamos, pues la libertad es igual para todos, no existen normas tácitas que se deban cumplir en esta comunidad o, al menos, nosotros no nos las hemos encontrado por ninguna parte. ¿Obvio, no?
Las cazas de brujas por la opinión son lamentables, en cualquier dirección.
La lucha contra el “buenismo” nos parece que cumple los mismos parámetros. Asemeja un intento de etiquetar a individuos más que de comprender sus motivaciones o de preguntarles por qué se posicionan como se posicionan. Como si de por sí existiese algún tipo de oculta intención en tal buenismo, o si se careciese de la voluntad de alzar la voz expresando lo que verdaderamente se piensa. Nosotros (yo) nos consideramos buenistas, desde la óptica de que nuestras críticas reales siempre se desarrollan en privado, y solo si nos preguntan nuestra opinión o si se nos ha abierto claramente la puerta a opinar sobre algo, o alguien. Ni se nos ocurriría considerar esta actitud como modélica ni como ejemplar. Tan solo es la nuestra. Menos mal que hay mil más.
Por eso nos disgusta tanto cuando se acusa a alguien de “buenista” de forma gratuita como cuando se acusa a otros de “destructores” por simplemente dar una opinión articulada (o no) o expresar su desagrado sobre un producto o su no participación en un patreon o crowfunding.
Cada cual decide cuál es su opinión y su postura, sean la que sean, y todas son (permitidme el relativismo) perfectamente respetables.
Un momento… ¿Toda opinión es respetable?
El debate sobre esta idea se aleja del rol, pero no está de más considerarla.
¿Es respetable la opinión de un misógino? ¿de un racista? ¿de un pederasta?
¿Hay diferencia entre que tengan derecho a expresarse y que su opinión sea respetable?
Existe una fina línea que cada cual ha de trazar a este respecto.
Nosotros nos consideramos muy abiertos en cuanto a opiniones, pero claramente hay cuestiones (muy radicales, alejadas por fortuna como hemos dicho de la atmósfera rolera) que no estamos dispuestos a tolerar.
Respetamos que cada cual trace su línea donde le parezca, y que viva acorde a ese trazo como le apetezca.
Volviendo de ese breve inciso, la lucha contra el flame, sea activa o pasiva, así como la lucha contra la crítica ácida o contra el buenismo adolecen, desde nuestro punto de vista, del mismo mal: pretender influenciar a los demás en sus formas de pensar. Aleccionar.
A nosotros, nos jode que nos pretendan aleccionar. Nos hace sentir un tanto estúpidos y nos desagrada sobre todo cuando el aleccionador usa ironía o metáforas simplistas con la única intención de vencer en una batalla verbal interminable.
¿Aleccionamos nosotros al dar esta opinión? Joder hay que hilar fino. Ni idea, pero esperamos que no suene a ello porque no es la intención.
¿Buscamos la victoria o llegar a algún punto en común? ¿Convencer quizá? ¿Expresarnos?
Cada cual lo sabrá. Nos gusta pensar que el resto del mundo es inteligente como para saber porqué hace lo que hace y decide ser como es.
Confiamos.
No creemos que nadie tenga una dirección para la actitud comunitaria, no más que el despliegue de la diversidad y, desde nuestro punto de vista, esa diversidad es, en tanto no se dañe mutuamente de manera personal, el mejor de los sistemas de regulación.
Por eso lo que más tememos, es la pérdida de la diversidad. La imposición, los “marcos correctos”, los dogmas de método ideológico. Los tememos, sí, pero los respetamos y los consideramos parte de la comunidad.
Confiamos.
Por otra parte está la situación actual de mercadotecnica y producción del rol.
Desde nuestro limitado punto de vista el rol en la actualidad tiene muchas capas de desarrollo de distintas calidades y con distintos niveles de implicación. Hay rol gratis, rol libre, rol mecenado y rol de pago.
Muchas hojas de un abanico que tiene un único centro: el Rol.
Estas formas de creación rolera están siendo impulsadas por distintas ópticas, e ideologías en muchos casos, y nos apena ver que unas se enfrenten con otras, sobre todo porque no le vemos razón de ser a dicho enfrentamiento, salvo el limpio ejercicio de la libertad de expresión, que como ya expresamos antes, nos parece ejemplar.
No ver razón de ser no implica que esta no exista, tan solo que no la vemos, por nuestra historia personal o posiciones… y quizá también, para que negarlo, porque nos importe una mierda el salseo rolero.
¿Cual es la alarma que debería alzarnos de nuestros asientos?
Para nosotros, la existencia o inclinación hacia un modelo único. La pérdida de la diversidad. Esa sería la mayor de las desgracias (sí, nos repetimos, pero es lo que hay).
Que la industria abra nuevos caminos de producción gracias a mecenazgos colectivos, preventas, patreons, hermandades, sociedades o cualquier otro sistema de innovación nos llena de alegría. Implica aumento de la variedad, de la producción, de la diversidad.
Confiamos en que la comunidad y el consumo (entendido como la práctica, no como la compra) regulará qué formas permanezcan en el tiempo y ayuden a las que no permanezcan a transformarse en nuevas direcciones.
Confiamos.
A nosotros (a mi) me encantaría ver a directores y directoras que pudiesen cobrar por sus partidas de rol, a grupos de diseño que pudiesen crear aventuras en conjunto y venderlas, a asociaciones que consiguiesen sacar un beneficio de montar jornadas de rol, a escritoras que vendiesen novelas derivadas de partidas jugadas o a artistas que se pudiesen financiar totalmente gracias a Patreon o por crowfundigns. Gente que se dedique solo a crear rol. Ilustradores que puedan vivir de sus pinturas/cuadros/caricaturas, podcast que se paguen en itunes (por decir algo, qué sabemos nosotros del tema) o maquetadores y traductores que logren vivir de sus trabajos todo el año.
Lo desearíamos para nosotros, y tambien para los demás. Tengan la pasión que tengan.
Existe un largo y gran etc de posibilidades para vivir del rol que le desearíamos a mucha gente, y a nosotros los primeros, ya que nos encantaría no tener que vender nuestro tiempo a tareas ajenas a nuestras pasiones para alimentarnos a nosotros y a nuestra familia.
Nos encantaría ver más patreons, más gente diseñando módulos por encargo, más hermandades como Espada Negra, más editoriales, más tiendas, más youtubers y más y más variedad, más métodos, más mercado y más consumo: una puta maravilla hecha realidad.
Lo que nos resulta extraña es la suposición a veces argumentada de que un aumento del negocio rolero implique necesariamente la extinción del rol libre, gratis o “salvaje”. Semejante dicotomía no nos entra en la cabeza. Como si por existir la música comercial no existiese el resto de dimensiones musicales, con sus correspondientes críticos, amantes, discográficas…
Si lo cierto, es que lo único que puede peligrar aquí, es el rol de pago. El rol gratis, libre, con más o menos calidad, siempre estará ¿quién nos va a impedir hacerlo y compartirlo?
¿Alguien nos va a obligar de cualquier manera a consumir su producto? Jooooder. No.
Una industria rolera jamás va a evitar que cuando nos apetezca, quememos nuestros libros y nos pongamos a construir nuestros propios mundos de rol, a jugar como nos salga de los cojones o a liberar nuestras ideas libremente a la comunidad rolera.
Ver en esta comunidad cómo movimientos de rol libre y de acceso gratuito, como los que desarrolla la Hermandad de La Espada Negra, Zonk Pj, Jesús Rolero, Rodrigo Garcia o cualquier otro grupo nos llenan de entusiasmo ante la capacidad comunitaria para desarrollar con pasión bienes de alta calidad al alcance de todos. Y no se paran, ¡todos mejoran! Sus posiciones con respecto al rol y el dinero me resultan ejemplares en tanto les atañen a ellos mismos, distintas cada una, no en vano han producido las mejores de nuestras inversiones roleras hasta la fecha (como ha sido Espada Negra), o directamente nos han traído a esta comunidad (como ha hecho Rolero) o enseñado sus cuentas con total apertura (Zonk - Pedro Gil).
Igualmente con las editoriales, que antes sentíamos un monstruo aparte y hoy sentimos como una parte esencial de la comunidad rolera.
¿Los necesitamos para jugar? Joooder. No.
Nos sería imposible determinar quién siente más pasión por el rol.
¿Podemos realizar semejantes valoraciones?¿Es algo siquiera comparable?
¿Podemos saber si tiene más pasión por el rol un maquetador a sueldo de Nosolorol o alguien que hace rol en su garaje porque le apetece?
¿En serio?
¿Podemos ver en el interior de los demás?
Lo que podemos es desarrollar máximas molonas y divulgarlas si nos apetece. Dogmas, idearios y conceptos que parezcan ser mejores que los de los demás. Podemos, claro. Y nos los podemos creer, y defenderlos. Y matar por ellos también.
Hay debates sobre el rol que se parecen demasiado a debates políticos. Cuestiones que podrían debatirse en cualquier círculo de personas donde se mezclen opiniones y pasiones, ideologías y creatividad.
¿Es la música un negocio? ¿Se debe realizar por vocación? ¿Es un arte, queremos músicos profesionales? ¿No es mejor y más libre el músico callejero? ¿Puede un compositor hacerlo todo con la nueva tecnología? ¿En directo o grabada? ¿Electrónica o clásica?
Cada cual con sus gustos. ¿Argumentarías para que la música que no te gusta desapareciera?
¿Es la política un negocio? ¿Se debe realizar por vocación? ¿Es una ciencia? ¿Queremos políticos profesionales o por vocación? ¿Puede un político tomar todas las decisiones? ¿En directo o por plasma? ¿Con rey o sin él? ¿Conozco a fondo todas las formas de política… o solo la que me ha convencido?
Cada cual con su ideología. ¿Argumentarías para que el resto de ideologías que no te gustan desaparecieran? ¿Cuál es el límite?
Sócrates, al parecer, sugería en tanto a opiniones y comentarios sobre terceros establecer un sistema de tres filtros muy interesante.
Lo que vamos a expresar…
¿Es verdad?
Verdad en tanto que cierto, no como opinión o como hipótesis.
¿Es bueno?
Suponemos que se refiere a ello como cualidad positiva, constructiva, quizá ausente de maldad.
¿Es útil?
Quizá fallemos pero nos hace pensar en cuál es la intención de lo que comentamos, cuál es la utilidad de lo que expresamos. Si posee utilidad para nosotros no como alivio de una necesidad de expresión, sino utilidad en sí misma para quien lo recibe.
Creemos que una crítica, una opinión dura o una protesta ante las circunstancias comunitarias puede cumplir estos tres filtros y salir adelante, mientras que un halago vano y absurdo podría no pasarlo.
Claro que tambien podemos cojer estos filtros e ideas y mandarlos a la mierda XDDD Tirar dados y pasar de todo esto pensando en lo que nos mola jugar, si cambiaremos de juego, partida, compraremos un nuevo manual o nos inventaremos nuevos mundos a nuestra puta bola.
¿Quién nos obligaría a nada?
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